Max Ramos y la cabeza de Palomeque

(Artículo de José Francés publicado en La Esfera 26-VIII-1916) 

Máximo Ramos es un extraordinario ilustrador gallego que comenzó su carrera en la segunda década del siglo XX y cuya presencia es muy habitual en todas las revistas y colecciones de novela del periodo. 
Al parecer, en una época de su vida el dibujante era víctima propiciatoria de uno de los editores con menos escrúpulos de su tiempo, un tal Palomeque. Así lo recuerda Rafael Cansinos-Assens en sus memorias literarias:

     Pese a su aire altivo y despreocupado, Max Ramos vive como los bohemios de Carrere, bajo el agobio de la necesidad cotidiana, aunque sin apelar como ellos al sablazo. Es un trabajador infatigable, que hace de todo con tal de sostener medianamente a una mujer que dista mucho de ser una Mimi y unos chicos que de todo adolecen, menos de inapetencia. Quien lo viera paseando por la calle Alcalá o discutiendo en los corrillos de Bellas Artes, no podría adivinar el tugurio de arrabal en que vive. Máximo Ramos es el dibujante ideal para Palomeque, el hombre que se aviene a todo, aunque rechinando los dientes. Se deja expoliar por el editor usurario y se desquita contándole a todo el mundo las tacañerías inverosímiles de ese gentleman con pujos mecánicos. 

A continuación, Cansinos cuenta cómo Palomeque le encargó a Max Ramos el retrato de sus dos hijas pequeñas y de cómo cuando estas posaban para él

…se coló de rondón su cabeza sin pagar más que las cabezas de las niñas.

(Rafael Cansinos-Assens, La novela de un literato, 2, Madrid, Alianza, 1985, p. 17)

Y es que hay cosas que no cambian aunque pasen cien años.


Comentarios

Harry Sonfór ha dicho que…
Ay, qué buena crónica.