Salvador Bartolozzi: notas para una biografía (9)

Autorretrato en el libro Sembrad (1926)

Imagen pública y perfil personal.

Salvador Bartolozzi fue una de las figuras características del ambiente artístico e intelectual del Madrid de entreguerras; habitual de cafés y tertulias, fundador de Pombo con Ramón Gómez de la Serna, animador de las reuniones de los "Humoristas", miembro destacado del Ateneo y del Círculo de Bellas Artes, Bartolozzi personifica junto a Rafael de Penagos o Bagaría la nueva consideración que los profesionales del dibujo alcanzaron en este periodo.

En los retratos literarios del personaje periodistas y escritores lo perciben como tipo singular, tanto en su estampa externa como en sus modos; así, en un reportaje de 1915 Pablillos de Valladolid dirige al dibujante el sonoro apelativo de "bohemio en París, revolucionario y personalísimo, príncipe de la arbitrariedad y de la decadencia" y lo describe como "un muchacho de un delicioso pintoresquismo, maguer de su aspecto de burgués bienquisto con la vida"32.

Por su parte, en Pombo Ramón Gómez de la Serna abocetaba el peculiar perfil del artista:

Salvador Bartolozzi, ancho de espaldas y de cuello, con nariz y boca de lince o de ratón, parece un apache sagaz, lleno de astucia, de imaginación y de procedimientos. [...] A veces tiene atisbos de granuja genial. Se nos escapa, sin embargo, a sus amigos más íntimos. Le tira la vida revuelta y llena de trampas secretas [...]33


Detalle del cuadro Tertulia del café Pombo de Gutiérrez Solana (1920)


Antonio Espina retrata con precisión su fisonomía:

Su estampa física juvenil, que varió muy poco a través de los años hasta casi los ya adentrados en la vejez, se hizo habitual en los medios intelectuales y artísticos de Madrid. Era un hombre pequeño pero de buen plante, enjuto y recio, moreno claro, de ojos escrutadores y vivaces. Ojos que animaban una fisonomía angulosa de nariz larga y labios que solía fruncir un mohín característico34.

Más retórico José Francés observa lo castizo de su estampa, en contraste paradójico con las sugerencias cosmopolitas de su apellido:

Bajo su nombre, evocador de una Florencia fastuosa, descarada, sensual y plena del sentido de la belleza de un cuatrocentista pendenciero, soñador, que inclinase el perfil agudo sobre los senos floridos de las queridas que luego transformara en vírgenes de retablo o en princesas de friso Bartolozzi no quiere ocultar su españolería, su manolería más bien, de castizo menudo y nervioso, que hasta dentro del gabán de trabillla parece moverse dentro de una capa corta, airosa y chulona... [...] Bartolozzi es un contrasentido en su aspecto y en su arte. Gómez de la Serna le nombró una vez "el rostro de apache" y le elige todas las veces para ilustrar sus obras que están más allá de los criterios medios. Rostro bien de Madrid es el que le asoma por el embozo de su capa de majo; pero el alma es de un artista de magníficas decadencias y de sensuales languideces35.

Con Ramón en el "Banquete de fisonomías y tipos de época" (1923)


Finalmente, Felipe Lluch modela la figura del dibujante ya maduro, en la época en que dirigía las funciones de teatro infantil:

[...] ese hombre pequeño, membrudo y fuerte, de voz destemplada y áspera voz de viejo comediante, de cómitre de galeras que se mueve y gesticula con brusquedad y rapidez de muñeco, de esos muñecos que él crea con rara facilidad, y que se han vengado de él, dejando en sus ademanes un recuerdo de hilos rotos y articulaciones rígidas. Tiene los ojos inquietos, duros, brillantes, la tez curtida y tostada por no sé qué soles y vientos de mares tropicales; todo en su persona tiene regusto de mar: la voz, el traje, el andar, el pararse sobre todo las manos a la espalda, las piernas en compás, alta la frente, como cazando el viento, y a no ser por la amplia capa española que le tacha de bohemio, de "embozado primero", como él dice [...] pasaría por rudo lobo de mar, al modo de Salgari o Julio Verne36


En esta imagen destaca la simbiosis de refinamiento cosmopolita y casticismo madrileño, que distinguía igualmente a personajes de su entorno como Ramón Gómez de la Serna, Gutiérrez Solana o Antonio Espina. El mismo Bartolozzi subraya la diferencia entre el estereotipo madrileñista, que rechaza, y el carácter de madrileño fetén, con el ejemplo de Rafael de Penagos:

El dibujante español de savia más española, según Bartolozzi, Penagos. Sí, a pesar de su aparente cosmopolitismo. Y de su predilección por los temas cabaretianos. Española es su gracia. Y su laminosa sensualidad. Madrileño es Penagos hasta "la cañaheja de los huesos" para decirlo con frase unamunesca. Un madrileñismo, el suyo, afortunadamente, de madrileño fetén, no de madrileñista. [...] La posible confusión entre buen madrileño y madrileñista debe de preocupar a Bartolozzi. Ahora recuerdo... Me hablaba antes de su gran amor a Madrid. (También él es madrileño). De sus viajes, de sus correrías. Y de la atracción inesquivable de la calle de Alcalá.

No le quepa duda... Como Madrid, nada. No puedo, ni quiero evitarlo. Soy muy madrileño. ¡Pero no madrileñista! ¡Que conste! 37

Tomás Borrás destaca este peculiar casticismo desgarrado de Bartolozzi, "el madrileñazo que no comprendió nunca la desinencia en "ado" y pronunciaba el "sacabao" correcto en Ministriles" y que, sin embargo, se proyecta hacia lo moderno y cosmopolita:

A Bartolozzi le pinta el nexo de toda la generación, Gómez de la Serna, como un ser de nariz de ratoncillo. A mí me parecía hablo de antes de 1936 el manús jugador de mus. Hablaba ese "¡Amos, anda!" que hasta a Ortega y Gasset se le escapaba en el estilo; usaba pañosa, le placía meterse a pintar monos en las mesas de mármol del Café del Vapor o del Café de San Bernardo, y jamás los espectros de la bohemia de Carrere o las chulánganas de Répide han sido evocadas en el espejo del Arte como por el lápiz de humo vagoroso y a la vez caliente de Salvador. Mas no era un castizo de churro y botavino: resultaba curioso advertir que su centro era lo cosmopolita. Había pintado París, los circos, el país de los cuentos infantiles, el universo de los sueños y, en fin, Méjico, con el mismo pulso de vecindón de todas partes con que retrataba, en prototipo, perfiles de la Argumosa o Maravillas. Bartolozzi era uno de los madrileños hacia afuera, de los que llevan en sí un alma que imponen, no de los que se cierran a lo galápago en la costra del casticismo de sainete38.

La estampa menuda del dibujante aparece en el periodo entre 1914 y 1936 en buen número de fotografías de la prensa gráfica madrileña; en 1920 José Gutiérrez Solana lo inmortalizó en el lienzo de Pombo, "con su fijeza de observador-reproductor de rasgos" en palabras de Borrás; Fresno, Sirio, Abín o Ugalde dieron su versión festiva en sus caricaturas. También Bartolozzi se autorretrató en varias ocasiones: una sutil autocaricatura de 1920, trazada con el esquematismo de un Bagaría, expresa su lado más extrovertido y humorístico; José Francés al pie del dibujo glosa anteriores retratos y reitera aquella mezcla de casticismo y cosmopolitismo:

Salvador Bartolozzi. Tiene un perfil agudo de ratón y un espíritu más agudo que su perfil. La intención de un florentino, la gracia de un "castizo" y la sensibilidad refinada de un personaje de Lorrain que se conoce a sí mismo y se burla a veces de su psicología39.

Pero más revelador de su carácter resulta un autorretrato de sus treinta y tantos años. Está incluido, sin indicación alguna, entre las ilustraciones del libro Sembrad de Cristina de Arteaga: un retrato tenebrista de aguda psicología en el que se destacan casi fantasmales por el crudo contraste de luces y sombras, el rostro de gesto reconcentrado y su mano derecha, nervuda y manierista con un ademán como de asir la pluma. Es significativo también el texto para el que Bartolozzi seleccionó este dibujo, un melancólico poema escasamente inspirado, por otra parte titulado "Vesperal" cuyos primeros versos describen a un personaje amargo, sumido en la tristeza y la desesperanza40.

Precisamente, Antonio Espina hace referencia a lo variable de su temperamento, entre la imagen externa de triunfador y una íntima neurastenia cuyo origen el biógrafo cifra en la traumática experiencia de su infancia; frente a aquel perfil amargo que se adivina en su autorretrato, Bartolozzi encontró, al parecer, su mejor bálsamo en el carácter siempre vitalista de su compañera:

Salvador que por fuera y en el trato común parecía un hombre vivaz y hasta risueño, era por dentro un melancólico fundamental; sensible hasta la hiperestesia, la neurosis y la obsesión. En la intimidad de su estudio y de sus horas desiguales fue con frecuencia un Hamlet, que nadie hubiera sospechado en la tertulia del café donde se mostraba ocurrente y ligero, ni al verle enfrascado, enérgico en las actividades de su arte. [...] de carácter muy desigual, neurasténico muy para dentro de casa, encontró siempre en Magda, hasta última hora, el apoyo animoso y resuelto sin el cual se hubiera hundido infinidad de veces en la misantropía y el abandono.

Fotografía en La Esfera en 1927

Esta personalidad cambiante se refleja en su vida pública en la que conviven cierta dosis de exhibicionismo junto a una tendencia al ocultamiento y a esa "la vida secreta", sospechada por Ramón Gómez de la Serna y que confirma Espina:

Salvador Bartolozzi gustoso de los apartes, sabía oscurecerse para disfrutar de sus refugios: el rincón de un café solitario, la salita de los ajedrecistas del Círculo de Bellas Artes era un apasionado del ajedrez la localidad escondida en un concierto, donde disfrutaba tanto más, cuanto más moderna fuese la música que sonasen el virtuoso o la orquesta... 41.

El envés narcisista del dibujante tiene su mejor expresión en su actividad como actor aficionado: participó como tal en diversos grupos independientes, como el "Teatro de Arte" de Miquis o el "Caracol", y en diversas funciones de beneficio en el teatro comercial; incluso durante algunas semanas a finales de 1932, colaborando con Magda Donato en uno de sus "reportajes vividos", se integró con el nombre supuesto de "Salvador León" en una ínfima compañía de cómicos de la legua42.

Por otra parte, el dibujante explotó su popularidad personal como vehículo de promoción en sus empresas dedicadas al público infantil; su firma e imagen como padre y creador de Pinocho y Chapete y de Pipo y Pipa serán garantía de calidad del producto ofrecido a los niños, cuentos, historietas o espectáculos teatrales.

La figura de Bartolozzi alcanza su mayor notoriedad en los últimos años de la dictadura y en el periodo de la República, debido en gran medida a su intervención en la vida teatral, cuya proyección pública otorgaba una popularidad que jamás hubiera alcanzado con la sola faceta de dibujante. Las revistas más populares del momento como Estampa o Crónica, le incluyen en diversas encuestas y reportajes de carácter frívolo, junto a literatos y dramaturgos populares y figuras del teatro, los toros o el fútbol, a propósito de cuestiones vanales a las que suele dar respuestas llenas de ironía exhibiendo su vena humorística43.

Participa también en algunos actos públicos multitudinarios: así, en 1933 forma parte del jurado del concurso de Miss España, junto al alcalde Pedro Rico, José Francés, Bejarano, Benlliure, Salaverría y Zamacois, un certamen seguido con un gran despliegue gráfico por el diario Ahora, que participaba en la organización del evento; en enero de 1935 encarna, con Ramón y Antoniorrobles, un singularísimo trío de Reyes Magos en la cabalgata organizada por la Agrupación de Editores Españoles44.

Pese a esta imagen pública un tanto frívola, a diferencia de otros personajes populares de su tiempo, la consideración de Salvador Bartolozzi llevaba aparejada una aureola como artista de prestigio y solvente profesional, cimentada por su larga trayectoria y por su papel renovador de la ilustración gráfica, sus premios como cartelista, el éxito de sus muñecos de trapo, su participación como escenógrafo en algunos de los proyectos más innovadores del teatro de su tiempo y la persistencia de su labor dirigida a los niños.

Bien considerado por gentes de la generación anterior, y respetado por los de la suya incluidos sus propios compañeros de profesión, Bartolozzi mantenía buenas relaciones con jóvenes artistas y literatos como Jardiel Poncela, García Lorca, Neville o Antonio Robles y, por ende, gozaba de la respuesta incondicional del público infantil. Sin duda contribuía a ello su actitud al margen de pronunciamientos ideológicos o políticos (aunque no evasiva de los problemas de su tiempo), su comprensión de la evolución del arte contemporáneo, y la suma paradójica de un carácter exterior abierto junto a un íntimo talante esquivo y poco dado a la vanidad del relumbrón y el autobombo del que otros hacían gala; detalle este último que quizá haya contribuido no poco a su posterior olvido. Se puede constatar en gran número de crónicas de críticos artísticos, teatrales o literarios, desde los sectores más diversos y hasta opuestos, una unanimidad casi sorprendente, en el tono y en el fondo en la consideración positiva del artista.


Notas

32 Pablillos de Valladolid, art. cit., p. 444.

33 Ramón Gómez de la Serna, Pombo, Madrid, Trieste, 1986, p. 98.

34 Op. cit., p.V.

35 Las citas tomadas respectivamente de: José Francés, "Conferencias y conferenciantes. Salvador Bartolozzi" en El año artístico 1921, Madrid, Mundo Latino, 1922, p. 51, y revista Humorismo, apud Maria del Mar Lozano Bartolozzi, "Encuentros artísticos de Castelao y los Bartolozzi. Los Salones de Humoristas", art. cit., p. 502.

36 F. Lluch Garín, "Teatro para niños", Sparta, 15 (4-II-1933).

37 Fernando de la Milla, art. cit., p. 15.

38 Tomás Borrás, op. cit., p. 246.

39 Incluida en el catálogo del VI Salón de Humoristas (puede verse reproducida en Maria del Mar Lozano Bartolozzi, "Encuentros artísticos de Castelao y los Bartolozzi. Los Salones de Humoristas", art. cit., p. 517)

40 Cristina de Arteaga, Sembrad, Madrid, Editorial Saturnino Calleja, 1926, p. 35. María del Mar Lozano localizó este autorretrato confirmado por el testimonio epistolar de la propia autora del libro ("Salvador Bartolozzi, entre las vanguardias y el casticismo. (La colección de dibujos originales de Blanco y Negro)", art. cit., p. 254). El poema empieza así: Enfermo, castigado / por un mal que persiste, / tu mirar agobiado / me fijaba muy triste... / Y al hundir en tu pena / mis miradas tranquilas, /angustias de condena / nublaban tus pupilas...

41 Antonio Espina, op. cit., VII.

42 Magda Donato, "Con los cómicos de la legua. Andanzas y aventuras de la ilustre actriz Carmen Noriega (nuestra compañera "Magda Donato") por las compañías de la "pipi", Ahora (1 al 6-I-1933). Magda y Salvador realizaron una breve temporada en un perdido pueblo de Zamora. Bartolozzi interpretó diversos papeles como el del Sr. Paco en el Juan José, de el tío Eusebio y Bernabé (en una misma representación) en La Malquerida, y otros personajes en las peculiares adaptaciones de Tosca, Marianela o Papá Gutiérrez. En otra entrevista de tono anecdótico incluida en el semanario Estampa, declaraba: "mis manos son de actor [...] me gusta mucho trabajar como actor, y hasta no soy malo del todo" (César González, "Las manos", Estampa, 63, 19-III-1929).

43 En "La liga de los embozados" comenta el dibujante: "La capa tiene la ventaja de poderse embozar. El que se emboza adquiere un tipo magnífico y ya consagrado; embozado 1º..." (Estampa, 13, 22-III-1928); a la encuesta "Preguntas de Estampa. De todos los libros que ha leído en su vida, ¿cuál le ha impresionado más?" a la que contestan Marañón, Concha Espina, Julián Besteiro, los Quintero, Cristóbal de Castro y Fifí Morano responde Bartolozzi: "Los Mohicanos de París" (Estampa, 101, 16-XII-1929); a "Preguntas de Estampa. Si le tocara el premio gordo... ¿qué haría usted con él?" formuladas a Marcial Lalanda, Cristóbal de Castro, Benavente, el futbolista Rubio y Perlita Greco apunta Bartolozzi en tono burlón: "No sé, no sé... No crean que se pueden hacer tantas cosas con quince millones. Como le dé a uno por hacer catedrales o coleccionar zeppelines, se le van en un soplo. Yo hombre prudente creo que me limitaría a mudarme de casa y tener manicura. Y eso sí, pasaría los domingos en la sierra" (Estampa, 27-XII-1931). Incluyen todas fotografías de archivo del personaje.

44 Puede seguirse el pormenor del concurso de Miss España en el diario Ahora en sus números de febrero de 1933. Hay fotografías del jurado en los números del martes 14 y del miércoles 22. A propósito de la cabalgata de Reyes puede verse la fotografía de portada de Ahora (6-I-1935).

Fuente Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Comentarios

Hi, Silvia Luz Alvarado Mexican illustrator and I am interested to know the work of Salvador Bartolozzi in Mexico if organized school or illustrations made during his stay. Do you know of any relatives I can contact?
Anónimo ha dicho que…
Hello.
If you have a text in french (or english) about him, I would like to add a portrait on my virtualgalery
www.magalerieaparis.com
I have 2 originals from Bartolozzi to show.